Desde que conocí Airbnb no me planteo otro modo de viajar. Es barato, te permite alojarte en casas de personas del lugar al que viajas y descubres cómo viven. Viajar como turista (hoteles, museos, atracciones "de visita obligada") es algo que dejo para los fans de los viajes organizados, esos que corren detrás de los guías como rebaños de ovejas siguiendo a un paraguas. Pobres.
Pero hace unos días vi esto. Y entonces me volví a sentir como ese rebaño de ovejas. Mierda.
Porque Behomm es un Airbnb donde solo entras con invitación. Condición: ser artista visual y tener una casa digna de salir en la Kinfolk.
Es decir, además de poder vivir de ser artista visual (y muy bien, a juzgar por tu casa), podrás alojarte por cero euros (pagando solo una cuota de suscripción trimestral o anual) en cualquiera de las casas de la comunidad Behomm.
Vale, no me voy a echar a llorar... Pero me permitís desahogarme un poquito por aquí, ¿verdad?
Todas las fotos son de Behomm