Hace exactamente un año hacía lo mismo que hago hoy...
Entonces iba en tren y vivía a solo una hora y cuarto de París. Hoy me separan dos horas y un avión. Mis circunstancias personales han cambiado tanto que ya no soy la misma que fue a París hace doce meses. Pero París sigue igual, sus desfiles se seguirán celebrando en lugares emblemáticos como las Tuilleries, el Grand Palais o la Place Vendôme.
Hoy tengo amigos que no conocía entonces, he trabajado en varios sitios, he descubierto lo que es salir de mi zona de confort, he renunciado a dinero por amor a lo que hago... y por amor a lo que hago vuelvo a esta maravillosa ciudad por enésima vez (y las que me quedan, porque una cita con París es siempre como la primera).
Me alegra poder decir que voy a París a trabajar, pero más me alegra decir que iré a trabajar en algo que me gusta tanto que lo haría igual si lo hiciera por placer.
Sí, esto es trabajar en lo que a uno le gusta. Yo no lo llamo trabajo...
Lo llamo amor
Fotos: Mercedes Pérez
París, marzo 2012