No se en qué momento sucedió. Pero definitivamente hubo un momento en el que decidí que las bailarinas son, sin lugar a duda, el calzado que más me gusta. Son sencillas, son cómodas, tienen ese rollito parisienne que hace que sean perfectas para cada ocasión y puedes tener millones de ellas (colores, formas, estampados...), pero nunca te parecerán suficientes.
Me gustan especialmente si acaban en punta (o lo hacen ligeramente). No me gustan nada de nada las bailarinas de punta demasiado redonda (sí, sabéis exactamente a qué me refiero). Tampoco las de plástico que invaden las tiendas y están como colgadas en perchitas. Me gustan las que tienen algo. Algo que las hace distintas, aunque sean la mar de sencillas.
Así que cuando vi estas hace ya unas semanas en Uterqüe en Amberes me enamoré completamente. Pero los 129 euros que costaban allí me hicieron poner los pies sobre la tierra y dejarlas allí, con un regusto dulce de triunfo ante mis impulsos compriles, pero el puntito amargo de saber que nunca las volvería a ver.
Pero hoy, justo al salir de trabajar, las he visto. Y he sentido el mismo amor de nuevo. Más amor aún cuando he visto su precio (59 euros). Locura, cuando he sabido, gracias a la simpatiquísima dependienta, que era ¡el último 38!
Bailarinas Uterqüe: 59 euros
Qué más puedo decir... que estoy deseando que llegue mañana para estrenarlas.
Y eso.
Que estoy un poco loca, ¿no? ;)
Fotos: Mercedes Pérez