1.
Los cuellos cerrados.
Lo dije aquí, y ahora lo aplico cada mañana a mi forma de vestir. Favorecedor y sin necesidad de hacer nuevas compras. Por si fuera poco, también es calentito. Para mí, el descubrimiento de la temporada.
2. Los rincones especiales. Las esquinas que sorprenden. Esas que no necesariamente tienen que ser una tienda, ni mucho menos el local de moda. Son esos sitios poco transitados. Esos secretos que te guardas y te reservas para tus paseos solitarios, esos en los que solo estás tú, tu iPod y tu cámara.
3. Las fotos de estilo en blanco y negro. Me siguen sorprendiendo y curiosamente me dicen mucho más que las de color. Será simplemente cuestión de saturación (mediática, me refiero ;)
4. Las revistas de antes. O algunas de las de ahora, pero esas que juegan con portadas y contenidos distintos. Me aburren las celebrities photoshopeadas o peor aún: las famosillas españolas o las novias de futbolistas ocupando páginas y páginas.
5. Los jerséis grandotes encima de las faldas ultra femeninas.
6. Las combinaciones de siempre, los aires clásicos que nunca fallan, pero con cierto toque de dejadez: blanco, marino y camel, de mis preferidos. Esta imagen refleja a la perfección cómo llevarlo sin parecer recién salida de la orla de clase del 99.
7. Los tatuajes pequeños en la mano. Si consigo algo que quiero mucho estos días, prometo hacerme uno, para disgusto enorme de mi madre, que seguro que cae para atrás cuando lea estas líneas :(
8. Los recogidos. Este verano me hice fan. Este invierno los tengo un poco más abandonados... esperad que llegue el calorcito... no habrá suficientes horquillas para tanto moño :)