last days of summer [un año después]

Ya hace un año de este post.

A finales de verano siempre suelo hacer una éstas. Sumergirme en mi mar de olivos, respirar, pasear por esos pueblos que huelen siempre a comida recién hecha, a puchero y a ropa tendida. 

Este año ha tocado Iznájar, con su pantano imponente, verde azulado, sus chiringuitos junto a la orilla y su calor seco que aprieta pero no ahoga.

 

Estas escapadas son las que nos cargan las pilas antes de volver a nuestras rutinas. A lo largo del año muchas veces estas excursiones están más presentes que otros viajes más preparados, más lejanos, más caros, pero supongo que simplemente, y aunque no nos demos cuenta, necesitamos ese contacto espontáneo, breve, con la vida rural. Y guardar toda la energía que nos aporta en unas solas horas para lo que vendrá meses después.

Fotos: Mer

 Iznájar, 4 septiembre 2011